Por
la pequeña ventana comenzaba a esconderse la luz. Cerró los ojos y recordó. El fuerte
olor a mar se mezclaba con el de los carballos y pinos cercanos. Dos meses
antes las calaveras de plomo se lo habían llevado arrastrándolo de
los pelos y a patadas. Dos meses...
Aspiró
profundamente el olor que entraba por la pequeña ventana como queriendo
almacenarlo todo. Después los gemidos,
el agotamiento, la pérdida de la noción del tiempo, del espacio y hasta del dolor. No sabía dónde, ni
quién…
Se
imaginó remando en una gamela en dirección desconocida, rodeado de mar mientras
las gaviotas revoloteaban sobre él. ¿Qué buscaban?, no se veía tierra ni había
salido a pescar. ¿Quizás ya sabían…?. Tan solo hacía quince días, duró unas
horas y ¡ya! Dijeron que dijo pero no recordaba.
La
pequeña barca sobre la arena y las algas sobre ella en un orden desconcertante.
Volvió a aspirar. Un cangrejo se acercó a él y trepó por sus pies descalzos. El
Sol del recién estrenado otoño le calentaba el cuerpo desnudo. El cielo
inusuálmente azul y las olas rompiendo mansamente contra las rocas. Se lo
guardó todo. Cuando se lo comunicaron no sintió nada.
Le trajeron la cena, cerró los ojos y se vio en la
cocina, sentado a la mesa, su madre y su hermana. Del horno de hierro salía un apetitoso
olor. Aspiró de nuevo, se lo quería llevar en su nariz. ¿Odio?, no. ¿Rabia?,
no. ¿Miedo?, no. Seguía sin sentir nada pero algo le agarraba el pecho por
dentro y le estrujaba el corazón que por milésimas de segundo dejaba de latir.
“Vamos a hacer todo lo posible”, le dijeron las jóvenes corbatas.
Se escuchó el cerrojo de la puerta. Cuando entraron lo supo, lo sabía desde hace días. "Lo sentimos, será al alba".
¡Qué maravilla!
ResponderEliminarRetazos de memoria y de ensueño, casi inertes por puntuales, acuden suaves entremezclados con apenas pinceladas de una realidad que ya escapa.
¿Por qué?, ¿Cuándo? Nada se dice al respecto, aunque puede adivinarse, solo adivinarse, el inmediato fin: "Al alba"
Precioso comentario, muchas gracias.
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